Para contestar esta pregunta, tenemos que aclarar primero el alcance que le damos al adjetivo “bueno”. O dicho con un ejemplo: Para un asesino, otro asesino es una buena persona. Porque ambos piensan lo mismo, hacen lo mismo y tienen los mismos objetivos. En definitiva, vibran en la misma frecuencia, y por eso hay armonía entre ellos.

Con las religiones pasa lo mismo, y podemos agruparlas en tres grandes tipos: Las religiones morales, las religiones amorales y las religiones inmorales.

Religiones morales: Son las mayormente conocidas, e incluyen al Catolicismo, el Cristianismo, el Islamismo y el Judaísmo, entre otras. Su característica común, es que todas ellas buscan perfeccionar el espíritu. Y para ello sólo enseñan y propician conductas morales.

Es inviable recurrir a un rabino, a un imán o a un sacerdote católico para pedirle, por ejemplo, que nos ayude a hacer algo incorrecto, como matar a alguien, atacar a otra persona, o cualquier otro acto reñido con la moral. Simplemente no lo harían y tratarán de convencernos de que tampoco lo hagamos nosotros.

Religiones amorales: Este grupo de religiones incluye a las derivadas de la antigua religión Yoruba, originaria del África Central, como son la Santería, el Vudú, el Palo Rayado y el Palo Mayombé, la Umbanda, la Kimbanda y el Candomblé.

Todas estas primitivas religiones atrasan 6000 años, y mantienen vigentes rituales y liturgias totalmente inapropiadas para este siglo XXI y para la civilización occidental en la que vivimos (utilizan alcohol, drogas, tabaco, danzas eróticas, matanza y sangre de animales…). No buscan perfeccionar el espíritu, sino ayudar en la vida diaria a sus adeptos. De este modo, no realizan cuestionamiento moral alguno sobre el tipo de ayuda que se pida. Se puede recurrir, por ejemplo, a un santero y pedirle que ataque a una persona, o perjudique a un comercio. Y lo va a hacer, aunque ese ataque sea un hecho inmoral.

Lamentablemente, el que pide este tipo de ayuda no tiene en cuenta el conflicto karmático que se está echando en su propia mochila…

Religiones inmorales: En este tercer grupo se incluye a aquellas religiones y sectas que directamente invierten el orden moral: hacen un culto al mal y al vicio y rechazan el bien. Por ejemplo las Sectas Diabólicas, que adoran al Diablo, a Satanás y a otros demonios, o la Santa Muerte, a la que adoran delincuentes y narcotraficantes.

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Ricardo Carrera