La creación de los espíritus es otro de los temas que se encuentra más allá de nuestra limitada comprensión humana. Sin embargo, y recurriendo una vez más a las enseñanzas de los herméticos, podemos señalar que hay cuatro grandes grupos de espíritus. A saber: los espíritus de los minerales; los espíritus de los vegetales, los espíritus de los animales y los espíritus de los humanos.

Volviendo a citar las enseñanzas herméticas, pareciera ser que la creación de los espíritus tiene como único fin su evolución espiritual. Así, el conocimiento y la moralidad aprendidos, se reflejan en esa evolución, partiendo desde la más grosera y rudimentaria forma y entidad espiritual, hasta llegar luego de un sinfín de reencarnaciones, a fundirse en energía pura, de la más alta vibración…Pero comencemos a analizar los distintos tipos de espíritus:

El espíritu de los minerales: El primer y más grosero grupo de espíritus, es el de los minerales. Son los más primitivos, y sólo pueden aprender dos realidades: el transcurso del tiempo, y su propia ubicación en el espacio. Sin embargo, esas entidades espirituales básicas de los minerales, ya presentan amores y odios entre ellos. O ¿qué es una amalgama, sino un amor primitivo entre los metales originales? O ¿qué es el rechazo magnético sino un odio primitivo? que es el que obliga a esos elementos magnetizados a rechazarse? Repetimos que ese amor y ese odio se presentan entre los minerales de un modo absolutamente primitivo. Pero de que existen, existen…El espíritu de los vegetales:El segundo gran grupo de espíritus, es el de los vegetales. Incorporan a sus experiencias en el tiempo y ubicación en el espacio, las emociones y los sentimientos que le son propios. Todos hemos oído hablar de los experimentos con plantas, mediante el uso de música, premios y castigos y demás herramientas, para generar en ellas estas emociones y sentimientos primitivos. Por eso vamos a citar este tipo de experiencias sin ahondar en ellas, porque ya existe una gran cantidad de bibliografía disponible sobre este tema.El espíritu de los animales:El tercer gran grupo de espíritus, es el de los animales. Incorporan a sus experiencias en el tiempo y ubicación en el espacio, y a sus emociones y sentimientos, la inteligencia. Todos los animales, en menor o menor medida y de acuerdo a su propio desarrollo y posibilidades, son inteligentes, razonan, evalúan, sacan conclusiones, y aprenden de sus experiencias. Aunque ese aprendizaje tiene un solo objeto: su propio beneficio.El espíritu de los seres humanos:Y así llegamos al cuarto gran grupo de espíritus: los seres humanos. En general, las personas creen que lo que nos diferencia a los seres humanos del resto de los animales es la inteligencia. Y ese es un error, porque, de hecho, hay animales más inteligentes que muchos humanos. Lo que nos diferencia a los seres humanos de los animales, no es la inteligencia sino la moralidad.Vamos a explicar este concepto clave: Mientras un animal se conduce por su instinto, mediante prueba y error, para obtener su propia conveniencia, los seres humanos podemos discernir entre el bien y el mal. Lo que no significa, como veremos más adelante, que automáticamente optemos por hacer el bien… Pero reconocemos esa diferencia moral entre el bien y el mal, cosa que resulta imposible para los animales, que solamente pueden discernir entre lo que es lindo o feo, o lo que les conviene o no a ellos mismos.Debemos aclarar que los límites entre estos cuatro grandes grupos (mineral, vegetal, animal y humano) no son precisos. Se difuminan y se entrelazan entre unos y otros, por lo que en esas zonas límites, nos encontramos con organismos difíciles de catalogar.

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Ricardo Carrera